Evolución de los Flamencos

¿Cómo evolucionaron los flamencos?

Los miembros del orden Phoenicopteriformes, que incluye a los modernos flamencos y a sus parientes extintos, son aves acuáticas de largo cuello, pico curvo y plumas comúnmente rosadas. Muchas personas se preguntan el porqué de ciertos rasgos notables en su anatomía, como el mencionado pico, y resulta que son resultado de millones de años de evolución. Pero no solo su aspecto se ha modificado con respecto a sus primeros ancestros, sino que en general, sus características biológicas y ecológicas se han desarrollado hasta conformarlos tal como se les conoce ahora.

En primer lugar, es importante saber de dónde vienen las aves, porque a partir de este punto puede entenderse mejor la evolución de los flamencos. Por muchos años, los expertos han supuesto que las aves descienden de dinosaurios, pues se han hallado fósiles de tales reptiles con plumas que posiblemente vivieron durante el Jurásico Tardío. Archaeopteryx es un famoso género de animales parecidos a aves, y aunque a sus especies no se les reconoce como verdaderos pájaros, parecen ser parientes cercanos del ancestro en común de aves y dinosaurios.

Se cree que derivan de antiguas aves que vivían en las playas, es decir, de aves acuáticas.

Hace unos 150 millones de años, ciertos dinosaurios comenzaron a desarrollar otros rasgos, las plumas hicieron su aparición y las aves comenzaron a evolucionar. Durante el Cretácico las aves se diversificaron a gran escala, es decir, se separaron en varias especies y muchas desarrollaron una caja torácica y hombros esenciales para permitir el vuelo ascendente.

De acuerdo con las evidencias fósiles, el linaje de los flamencos tiene alrededor de 30 millones de años y las primeras especies del orden Phoenicopteriformes parecen ser las del género Elornis, que existieron durante la época del Eoceno y que hoy están extintas. Se cree que derivan de antiguas aves que vivían en las playas, es decir, de aves acuáticas.

Las aves antecesoras de los flamencos modernos no poseían el pico curvado. A medida que buscaban alimento en el lodo o en partes poco profundas de cuerpos de agua, comenzaron a ocupar hábitats específicos que albergaban organismos pequeños, algas y diatomeas. Entonces se produjeron cambios en la estructura del pico para adaptarse a su estilo de alimentación, lo que condujo a una curvatura muy distintiva.  Hoy en día, tienen picos especialmente adaptados para el consumo de organismos pequeños, muchos de los cuales encuentran al mover el lodo.

Anteriormente se creía que las especies del género Juncitarsus (cuyos fósiles se han encontrado en Estados Unidos y Alemania) eran tipos de flamencos prehistóricos, pero esta idea ha sido olvidada y ahora se considera que es solamente uno más de sus parientes ancestrales. La familia Palaelodidae tenía unas especies llamadas “flamencos de natación”, y se les ha considerado animales intermedios entre los modernos flamencos y somormujos.

Su color rosa no es producto directo de la evolución.

Los parientes más cercanos de los flamencos de hoy son los miembros del orden Ciconiiformes, en donde están incluidas las cigüeñas. A decir verdad, estas mantienen algunas semejanzas físicas evidentes con los flamencos, como la posesión de largas patas. No obstante, los fenicoptéridos son únicos. Su color rosa no es producto directo de la evolución, ya que son pigmentos presentes en su comida lo que les pinta las plumas y no una característica innata de las especies. Si dejan de comer los alimentos que contienen los pigmentos, su plumaje comienza a palidecer y así se nota que su color no es producto de la herencia genética.

En 2014, científicos del Avian Phylogenomics Consortium anunciaron que lograron secuenciar los genomas de 48 especies de aves, lo que mostró descubrimientos sorprendentes, como el que los flamencos quizá están más estrechamente emparentados con las palomas que con algunas aves acuáticas. Por supuesto, hacen falta más estudios que diluciden su evolución.

Por otra parte, en las montañas de los Andes han sido encontradas huellas fosilizadas de flamencos, hecho que sugiere una antigua distribución mucho más extensa que la de ahora.

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